Cuando hace ya unos cuantos años (cada vez me parecen más), mi padre puso en mis manos mi primera cámara fotográfica, recuerdo que fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida. Era una cámara con una película en blanco y negro de 24 fotos que él recargaba a mano en el cuarto oscuro.
Cada Domingo por la mañana siempre íbamos de paseo al monte, así que era el momento ideal para poder experimentar. Me pasé todo el camino haciendo fotos de aquello que me parecía especial, que por aquel entonces lo era todo.
Ahí empecé a mirar el mundo de diferente forma, a mirar el detalle, a observar las miradas de la gente, a esperar aquello que iba a pasar, en definitiva, a captar historias que perdurasen en el tiempo, a través de una fotografía.
Aunque haya pasado mucho tiempo desde aquella cámara, una cosa que siempre he aprendido, es que en esta profesión siempre se está en constante evolución, que tienes que innovar, probar estilos diferentes... en definitiva avanzar de la misma forma que lo ha hecho la fotografía.
Por este motivo en Foto Lizarra, consideramos que cada vez hacemos una sesión fotográfica, parte de nuestra «alma» se plasma en esas imágenes. En nuestro estilo de fotografía, no podemos concebir una imagen que no transmita emoción y sentimiento.
Todo esto no sería posible sin un equipo de profesionales que siempre estén a tu lado, y por eso, en Foto Lizarra siempre procuramos que nuestros clientes (amigos), perciban lo mejor de nosotros.
Diego Echeverría